Steven Spielberg nos trae una de esas películas que enmascarada con una historia feliz, deja de telón de fondo la imagen de la guerra y sus consecuencias.
Esta película nos cuenta la historia de amistad que se crea entre el joven Albert y un caballo llamado Joey. A causa de la falta de economía de su familia para poder alquilar la casa donde viven y las tierras, el padre de Albert tiene que vender el caballo de su hijo a escondidas de él, para poder salvar su hogar y Joey es mandado a primera línea de guerra con los Franceses.
Por donde irá Joey será un transfondo de la 1ª guerra mundial y el cual traspasará fronteras de un bando a otro donde tendrá que correr para salvar su vida.
Albert abandonará su casa para ir al frente a encontrar a su caballo Joey.
Una de las escenas que más me impactó de esta película es cuando el caballo, huyendo de los bombardeos y fusiles de la guerra, se queda atrapado en unas marañas de espinos y maderas.
En esta escena se ve al caballo que no puede escapar de las maderas y de los espinos donde se ha enganchado en medio de las 2 tropas rivales a cada lado, como sacan la bandera blanca y van uno de cada batallón rival para ayudar a sacar a ese caballo, al caballo de batalla.
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